Este eje resuena en aquellos, “a los que hirió el amor”. Relaciones de maltrato, de dominio, sujeciones y abandono, pueden tener en común el conservar las huellas de un trauma que sería para todos. Este es el punto de vista de la psicología: está la contingencia x que deviene trauma, del que habría que curarse. Hoy son llamados “amores tóxicos”.
En la expresión amores traumáticos, hay una contradicción de términos intrínseca: si el amor puede llenar el vacío de la no-relación, hace existir al Uno imaginario, cuando es traumático la ficción del amor se ha desvanecido, se abre de nuevo el agujero. Así “amor traumático” es como una pulsación, hay/no hay. Algunos pueden transitar este intervalo un tiempo, hasta comprender y concluir. Podríamos nombrarlo como “pasiones amorosas”.
Para Freud el amor es una relación de dependencia con el otro, se sitúa en el eje imaginario a-a’ 1. Toda elección de objeto se basa en los prototipos parentales y desde la perspectiva edípica, el objeto siempre es un sustituto, por ello la satisfacción plena es utópica.
La pérdida del amor para las mujeres equivale a la amenaza de castración en los hombres, axioma al que Freud nunca renunció. Su obra “Duelo y melancolía” sigue siendo fundamental para entender el trabajo de duelo cuando el objeto amado abandona al sujeto. Sobre la psicología del amor, Freud escribió tres contribuciones publicadas entre 1910-1918, de gran riqueza clínica. Jacques-Alain Miller dedicó varias lecciones de su seminario Los divinos detalles 2 a estos textos freudianos, en las que destaca que hay algo general en la elección de objeto: el doble valor del objeto (sobreestimado y degradado) y también una escisión en el amor entre la corriente tierna/la corriente sensual, lo que Lacan llamará amor/deseo sexual (incluido el goce).
Freud planteaba que lo universal en la elección de objeto es la divergencia entre amor y goce. Las condiciones de amor Liebesbedingung son condiciones de no amor para permitir el goce sexual del objeto.
Y traumático en la teoría freudiana es el encuentro primero con la sexualidad, en la medida en que hay un exceso experimentado y no simbolizable en su totalidad. Hay un resto de goce que insiste (Triebsanspruch). “El acontecimiento, si se me permite decirlo, fundador de la huella del afecto, mantiene un desequilibrio permanente, mantiene en el cuerpo y en la psique un exceso de excitación que no se deja reabsorber”3. El bien decir sobre el sexo es imposible.
Lacan, denominará a ese trauma, “no hay relación sexual” poniendo el énfasis en la no-relación. “El afecto esencial es el que traza la lengua sobre el cuerpo, y no la seducción, la amenaza de castración, la pérdida del amor, la observación del coito parental, ni el Edipo, hecho que Lacan resume de una manera excesiva en la fórmula, el significante es causa de goce”4.
El traumatismo significa que la desarmonía es originaria, que no puede ser curada, que lalengua hace del ser que la habita un enfermo, un discapacitado y lo único que puede hacer es convertirla en una obra5. Esa obra sería hacer con el síntoma resto de un análisis, es decir un artificio. Será denominado “sinthome” en el Seminario 23, ese cuarto nudo necesario para que se mantengan unidos los otros tres, RSI.
El partenaire-síntoma, es un término inventado por Miller6 para nombrar el cambio que se produce en la enseñanza de Lacan a partir del Seminario XX. Se trata de la pareja del goce, entre el sujeto en tanto viviente y por ello “hablante ser”, y el Otro sexuado. Pero no se tiene acceso al Otro del Otro sexo, sólo se tiene acceso al objeto de las pulsiones parciales, al objeto a que pasa al registro de lo real. Por ello no se puede establecer relación con el Otro, si no es por la vía del amor cuya faz de goce es el estrago. Del lado macho, la única pareja es el a “sólo por el intermedio de ser la causa de su deseo, le es dado alcanzar a su pareja sexual que es el Otro”7, lo que hace la fórmula del fantasma. Del lado hembra, representado por La en tanto no hay La mujer, se relaciona con el significante del A tachado S(A) y puede tener relación con el Φ, con el goce fálico. Así, a todo ser hablante, provisto o no de los atributos masculinos, le está permitido inscribirse en ese lado en el que “no-toda” es y se relaciona intrínsecamente con el Otro tachado, que no es la incompletud sino el “sin límite”. En cuanto a los modos de gozar, del lado macho tendremos el síntoma, un sufrimiento localizado, y del lado mujer el estrago, un dolor que no conoce límites. Lacan introduce el término estrago en la relación madre-hija, y lo llevará a lo que puede ser la pareja para una mujer: cuando para satisfacer su deseo de ser amada como la única, se sacrifica hasta la devastación.
“Solo ante su insuficiencia, el amante abandonado es entonces enviado de regreso a sus primeras heridas, a las coordenadas de su historia y sus traumas previos, la carencia estructural develada, el trauma original. Como en el duelo, se impide la circulación del deseo. No podrá reanudar su curso sino con la condición de romper con el objeto amado”8.
Las psicoterapias van a proponer una actuación urgente que impida la cristalización psíquica del trauma, y su implicación retroactiva en el síntoma9, el psicoanálisis debe operar en la dirección del sinsentido, apuntar a lo real que discuerda.
Notas:
- Freud, S., “Introducción al narcisismo”, (1914) en O.C. Vol XIV, Amorrortu, 1989.
- Miller, J.-A. Los divinos detalles, “Degradación de la vida amorosa”, cap. IV, Paidós, 1989.
- Miller, J.-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, 2003, p.378.
- Idem, p.378-9.
- Miller, J.-A., Piezas sueltas, (2004), Paidós 2013, p. 47.
- Miller, J.-A., El partenaire-síntoma (1997-8), Paidós.2011.
- Lacan, J., Seminario XX Aún (1972) Paidós, 1981, p. 97.
- Chiriaco S., « Blessures amoureuses », Le désir foudroyé, París, Navarin/Le champ freudien éditeur, 2012 p. 90.
- Miller, J.-A., El lugar y el lazo, Paidós, 2001, p. 62.
Notas:
- Freud, S., “Introducción al narcisismo”, (1914) en O.C. Vol XIV, Amorrortu, 1989.
- Miller, J.-A. Los divinos detalles, “Degradación de la vida amorosa”, cap. IV, Paidós, 1989.
- Miller, J.-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, 2003, p.378.
- Idem, p.378-9.
- Miller, J.-A., Piezas sueltas, (2004), Paidós 2013, p. 47.
- Miller, J.-A., El partenaire-síntoma (1997-8), Paidós. 2011.
- Lacan, J., Seminario XX Aún (1972) Paidós, 1981, p. 97.
- Chiriaco S., « Blessures amoureuses », Le désir foudroyé, París, Navarin/Le champ freudien éditeur, 2012, p. 90.
- Miller, J.-A., El lugar y el lazo, Paidós, 2001, p. 62.