TEXTOS DE ORIENTACIÓN

Guy-Briole

Lo impensable del trauma

En el contexto del siglo XXI, el concepto de traumatismo sufre una inflexión hacia su banalización y su colectivización, con una tentativa de borrado de las singularidades, al desplazar el acento del sujeto traumatizado hacia las características del acontecimiento.

Así, la voluntad de matar, el ejercicio de la violencia sobre los cuerpos no es para nada de la misma naturaleza que un insulto, ¡aunque sea hiriente! Es esta banalización extrema del horror la que, al encuentro de los progresos de la civilización, hace al hombre aún más vulnerable a los asaltos de la violencia cotidiana.

El mal encuentro

En el caso del encuentro traumático, la causalidad no es lineal. Así pues, existe siempre alguna sobredeterminación del azar, al querer a cualquier precio hacer existir una causa. Lo que constituye el mal encuentro de un sujeto con lo real comporta siempre una parte de sorpresa, de inesperado; eso delimita un antes y un después.

En el Seminario 11, Lacan sitúa el “mal encuentro […] al nivel de lo sexual”1, retomando a su manera la tesis freudiana del trauma sexual. El sujeto se constituyó, a partir de la represión originaria, ese real fuera de sentido que, en un segundo paso, encontrará su sentido sexual. Es lo sexual lo que ha irrumpido, y Lacan habla de ello como una “maldición sobre el sexo”2. El fantasma es lo que recubre lo real, este vacío estructural inscrito en el corazón de todo sujeto hablante, donde se revela que “es en la muerte, de donde su existencia toma todo el sentido que tiene”3.

Entonces se puede decir que —en sentido sexual o en otro, lo real de la muerte— el trauma, está siempre nachträglich, retroactivamente4.

Una causalidad propia del sujeto

La representación del traumatismo –tal como puede imaginárselo cada uno, incluso intentar cuantificarlo cuando se las da de hombre de ciencia–, del encuentro con un verdugo u hombres descontrolados o elementos de una naturaleza desatada, no puede dar cuenta del horror padecido por el que ha sido objeto de él. Identificarse con ellos no permite una aproximación mejor, aunque eso provoque empatía, que viene al lugar de la buena conciencia, la de haber hecho algo y, por eso mismo, llegar a cargar la culpabilidad al sujeto traumatizado: ¡sería culpable de haber sobrevivido! Rechazamos esta posición que deriva de un cinismo por la asimilación de una causalidad acoplada al acontecimiento, independiente del sujeto, el cual se ve, cuando lo consiente, rechazado del lado de las víctimas.

El atravesamiento salvaje del fantasma

Para el psicoanálisis, los efectos del acontecimiento traumático son específicos de cada uno; es la parte previsible de lo contingente5.

Así pues, es necesario distinguir dos conceptos que son a veces confundidos bajo el término de traumatismo, cuando se trata de acontecimientos de vida: el automaton, que corresponde a la repetición de acontecimientos que se integran espontáneamente en la trayectoria histórica de cada uno, y la tyché, que atañe a lo inesperado, la sorpresa.

En el acontecimiento traumático, la tyché es la parte accidental del encuentro, con su dimensión de imprevisibilidad. Este accidente fuera de lo común es del orden de una conmoción radical que, por ser para este sujeto un punto fuera de su trayectoria histórica, le pertenece propiamente a él. Es a este efecto muy específico del “encuentro” para lo que reservamos el calificativo de traumático, en el sentido de efracción. Este encuentro con lo real hace un agujero, troumatisme 6, según el neologismo creado por Lacan. “Se inventa lo que se puede para tapar este agujero”, agrega. Sin embargo, cuando uno se enfrenta con lo real, no siempre se tienen las palabras para decir lo que ha advenido.

Así pues, distinguimos el traumatismo cuyos efectos movilizan el fantasma –la narración del suplicio de las ratas por el capitán cruel hace surgir en el Hombre de las ratas un “horror ante su placer [goce] ignorado por él mismo” 7 –de aquel otro traumatismo cuyos efectos de encuentro con lo real acarrean una efracción que las palabras no pueden traducir, lo que he nombrado, en 1994, un “atravesamiento salvaje del fantasma”8.

En los dos casos, la subjetividad está comprometido –recordemos, con Lacan, que “de nuestra posición de sujeto somos siempre responsables”9. La tendencia actual es a eximirlo de ella, proponiéndole soluciones que hacen caso omiso de las preguntas que plantea y que no se quiere escuchar.

La mirada no se olvida

Más allá de toda interpretación que intenta dar sentido a lo impensable del trauma, queda la mirada en el centro de un rostro que lo incluye10. Es la noción de Otro de la alteridad, el Autrui, de Levinas que permite darle al rostro otro lugar, más central, mientras que, en el trauma, se suele insistir en la mirada que no se olvida11.

Allí es donde el sujeto traumatizado puede sentirse el objeto de la mirada del Otro. Allí podía ver en los ojos del otro el reproche que inducía culpabilidad; en cambio aquí se siente observado por una mirada crítica que lo atraviesa y activa la vergüenza12. Esta mirada persiste en mirarlo, ya sea en el sueño traumático o en la mirada cruzada al azar de los encuentros cotidianos. Tanto más cuanto que hoy los rostros están enmascarados y nada es peor que una amenaza sin rostro.

Ética y psicoanálisis

Según si el acento es puesto sobre el acontecimiento traumático y sus efectos indiferenciados sobre el todo de lo colectivo, o si se sostienen los efectos del encuentro uno por uno, se distinguen por lo menos dos prácticas13: mientras que la psiquiatría considera que hay que hacer hablar al sujeto traumatizado a fin de obtener una abreacción del traumatismo –¡lo cual redunda en hacerlo callar invitándolo a hablar!–, el psicoanálisis, en cambio, pone el acento sobre una ética del bien decir y apunta, a través del trabajo de la transferencia, a que las cuestiones planteadas por el acontecimiento sean también interrogaciones propias de cada sujeto. Lo impensable no es lo indecible.

Traducción de Alín Salom.

 

Notas:

  1. Lacan, J., El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 72.
  2. Lacan, J., “Televisión”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 557.
  3. Lacan, J., “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, Escritos, México, Siglo XXI, 1984, vol. 1, p. 308.
  4. Ibid., p. 246.
  5. Lacan, J., El seminario, Libro 21, Los no incautos yerran. Lección del 20 de noviembre de 1973. Inédito.
  6. Ibid., Lección del 19 de febrero de1974.
  7. Freud, S., “A propósito de un caso de neurosis obsesiva (1909)”, Obras completas, vol. 10, Buenos Aires, Amorrortu, 1955, p. 133.
  8. Briole, G. et al., Le traumatisme psychique : rencontre et devenir. Paris, Masson, 1994, p. 160.
  9. Lacan, J., “La ciencia y la verdad”, Escritos, vol. 2, op. cit., p. 837.
  10. Briole, G., “Rostro(s) del acontecimiento traumático”, Lacaniana, n° 26, junio 2019.
  11. Levinas, E., “La proximidad del otro”. Alteridad y trascendencia. Arena Libros, Madrid, 2014, p. 44-45.
  12. Lacan, J., El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 196.
  13. Briole, G., “El trauma: momento de crisis por excelencia”, El psicoanálisis, n° 27, 2015.
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Notas:

  1. Lacan, J., El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 72.
  2. Lacan, J., “Televisión”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 557.
  3. Lacan, J., “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, Escritos, México, Siglo XXI, 1984, vol. 1, p. 308.
  4. Ibid., p. 246.
  5. Lacan, J., El seminario, Libro 21, Los no incautos yerran. Lección del 20 de noviembre de 1973. Inédito.
  6. Ibid. Lección del 19 de febrero de1974.
  7. Freud, S., “A propósito de un caso de neurosis obsesiva (1909)”, Obras completas, vol. 10, Buenos Aires, Amorrortu, 1955, p. 133.
  8. Briole, G. et al., Le traumatisme psychique : rencontre et devenir. Paris, Masson, 1994, p. 160.
  9. Lacan, J., “La ciencia y la verdad”, Escritos, vol. 2, op. cit., p. 837.
  10. Briole, G., “Rostro(s) del acontecimiento traumático”, Lacaniana, n° 26, junio 2019.
  11. Levinas, E., “La proximidad del otro”. Alteridad y trascendencia. Arena Libros, Madrid, 2014, p. 44-45.
  12. Lacan, J., El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 196.
  13. Briole, G., “El trauma: momento de crisis por excelencia”, El psicoanálisis, n° 27, 2015.