TEXTOS DE ORIENTACIÓN

Araceli Fuentes

El trauma tratado por el psicoanálisis

Cuando Lacan inventa el neologismo trou-matisme , pone el acento en el efecto que éste tiene en la trama de las significaciones rutinarias de un sujeto, el de producir en ellas un agujero. Lo que viene a agujerearlas es la presencia de un real traumático que antes estaba velado. Una vez que las redes simbólicas se han roto produciéndose en ellas un agujero que afecta a la relación del sujeto con la palabra, el tratamiento conlleva el restablecimiento de dicha relación rota. El trauma tiene como modalidad temporal la urgencia. En cada demanda de análisis, lo se sepa o no el que la hace, está siempre presente la urgencia provocada por la activación de lo que ha constituido un trauma para ese parlêtre, es esta urgencia y no el síntoma o la angustia, lo que empuja realmente a que alguien tome la decisión de dirigirse a un analista. El trauma está al comienzo de un análisis en el desencadenamiento de la transferencia. Una analizante hace una llamada a su analista en la urgencia, urgencia desencadenada por lo que ella llama: “una intervención en el cuerpo”. Para otro parlêtre, se trata de la urgencia experimentada cuando le anuncian la proximidad de una muerte, que sin él saberlo, pone en juego otra muerte, que ha sido para él un real traumático con el que no se había podido confrontar, a posteriori descubrirá en el análisis donde se localizaba el trauma en su caso. La urgencia está siempre al principio y al final del análisis, aunque no se trate de la misma urgencia.

En la enseñanza de Lacan la urgencia se articula a la formación del analista, ante la urgencia el analista queda definido por su acto, hay analista cuando éste es capaz de hacer pareja con la urgencia.

El trauma en tanto que experiencia inaugural se produce en un tiempo anterior al surgimiento del sujeto, llamamos trauma al encuentro contingente ocurrido en la primera infancia entre lalengua oída que porta el goce de quien la habla y el cuerpo del niño que aún no puede dar significación ni sentido a lo que oye. El resultado de ese encuentro azaroso es la fijación de un goce en su cuerpo que es el núcleo real del síntoma como acontecimiento de goce en el cuerpo. Ese goce que el analizante podrá localizar al final de su análisis como lo real de su síntoma, está allí desde el principio.

Poniendo el acento sobre lalengua, Lacan no recusa la incidencia del Otro, especialmente la de los padres, pero desplaza el punto de impacto pasando del peso del discurso articulado del Otro, al peso de lalengua oída del Otro, un pasaje que va de lo simbólico a lo real.

¿Es posible localizar el trauma en el análisis?

El trauma es primario puesto que precede al surgimiento del sujeto. Además, lalengua que lo produce es real, está hecha de Unos solos por fuera de sentido y en coalescencia con el goce. Discernir que Uno de lalengua operó en mi cuerpo en el trauma no es fácil si pensamos que el Uno encarnado en lalengua, queda indeciso entre el fonema, la palabra, la frase, y aun todo el pensamiento 1, la posibilidad de localizarlo es, entonces, incierta. Sin embargo, en el análisis el analizante habla de su trauma. El trauma se presenta en el análisis de un modo que no queda fijado de una vez por todas en la historia del sujeto sino que es recuperado como tal, retroactivamente. No por ello es un falso trauma sino un trauma reconstituido, elaborado como fantasma traumático a lo largo de la cura. Cuando se trata del trauma en psicoanálisis hay que ponerlo entre comillas, nos dice Lacan en el Seminario XVI. “El trauma está reconfigurado por esas informaciones que nos da el analizante sobre sí mismo. El analista se hace el abogado del analizante, su neutralidad benevolente le empuja a eso, pero el dicho del analizante sigue siendo sospechoso, tanto más sospechoso cuanto más verdadero es, ¿por qué? Porque el trauma es real y la verdad sólo puede mentir respecto a lo real. Esta separación del cuerpo y del goce tal como es vivido en el trauma, hace que el goce sea más bien el del Otro y el traumatismo es eso, es que el Otro haya forzado, haya impuesto el goce a nuestro cuerpo. Este régimen de violación, de penetración forzada o de tocamientos forzados, es lo que hay de más traumático”2.

“Los sujetos en análisis hablan de la escena traumática, vuelven a ella una y otra vez, damos credibilidad a esa escena que separa el goce, del cuerpo, y ordena todo lo demás, poniendo entre comillas la palabra fantasma”3. Ahora bien, que sea imposible saber con certeza que Uno de lalengua operó en mi trauma, no me impide llegar a localizar en el análisis, a condición de llevarlo lo suficientemente lejos para ello, el goce opaco de mi síntoma, lo incurable al final del análisis que lejos de suponer un fracaso del psicoanálisis es lo que permite darle relieve, siempre y cuando sea capaz de “saber hacer” algo con él. El análisis entonces posibilita localizar un goce que es indescifrable y se fijó en el momento del trauma, ese goce que es lo más singular que hay en mí, es una diferencia absoluta.

 

Notas:

  1. Lacan, Jacques, Seminario XX, Aún, Paidós Barcelona 1981, p. 173.
  2. Lacan, Jacques, Seminario XVI, De otro al otro, Lección XVII, Paidós.
  3. Idem.
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Notas:

  1. Lacan, Jacques, Seminario XX, Aún, Paidós Barcelona 1981, p. 173.
  2. Lacan, Jacques, Seminario XVI, De otro al otro, Lección XVII, Paidós.
  3. Idem.