¿Dónde reside lo traumático?

Me remito a dos textos, el de Guy Briole “El trauma, momentos de crisis por excelencia”1 y el de Eric Laurent “El revés del trauma”2 para reflexionar sobre el trauma desde dos de sus vertientes, como acontecimiento o como proceso. No para adentrarnos en lo opuesto o lo contradictorio de los términos sino para articularlos entre sí.

Se usa a menudo el término acontecimiento traumático, pero sabemos que el trauma no se produce por el hecho o acontecimiento en sí mismo, sino cuando se produce un agujero en lo simbólico, cuando no hay un saber que venga a dar cuenta o a dar sentido, o como dice Guy Briole “cuando faltan las palabras para describir lo vivido”. Y sigue explicando que el acontecimiento es necesario pero no suficiente “no es el impacto del acontecimiento, en referencia a una cuantificación, que lo hace traumático. Es, más bien, la especificidad que toma para aquel que está concernido”. Por tanto, el trauma determina todo lo que viene a continuación siendo el fantasma, la fórmula con la que el sujeto vendría a responder para tratar de dar sentido a lo real que escapa.

Guy Briole describe el acontecimiento en contraposición a la repetición. Es lo que sucede en una fecha y un lugar determinados, lo inesperado y sorpresivo, lo que resulta de una ruptura, una discontinuidad temporal en una cadena.

Éric Laurent, en su texto, supone dos lugares, dos sentidos al trauma. En un primer sentido, el trauma como agujero en el interior de lo simbólico y el tratamiento que se deduce, es el tratamiento por el sentido. “El psicoanálisis se inscribe entonces, con otras psicoterapias en una voluntad de no limitar el trauma a un fuera de sentido cuantitativo. Considera que, en el accidente más contingente, la restitución del trauma del sentido, de la inscripción del trauma en la particularidad inconsciente del sujeto, fantasma y síntoma, es curativo”.

Pero señala que el traumatismo de lo real puede comprenderse en otro “sentido”, el que desarrolla Jacques- Alain Miller en su comentario de la última enseñanza de Lacan: “Las relaciones del Otro y del sujeto pueden ser también tomadas al revés. Hay simbólico en lo real, es la estructura del lenguaje, la existencia del lenguaje en el cual está tomado el niño, el baño de lenguaje en el cual cae. Es este sentido, es el lenguaje que es real o, al menos, el lenguaje como parásito fuera de sentido del viviente”.

“En la primera posición, la de una reparación del sentido, el analista es más evidentemente terapeuta. Pero en la segunda posición, percibe el sentido mismo como un objeto peligroso. Puede producir overdoses que lo vuelven inoperante”. El analista tendrá que medir, para cada sujeto, como su acción oscila entre los dos polos.

Si conjugamos estos dos sentidos del trauma, siguiendo a Éric Laurent, “el trauma sería más un proceso que un acontecimiento ya que acompaña para siempre al sujeto”, yendo más allá de la idea que el trauma implicaría un antes y un después, para incidir en como operar con los efectos y consecuencias que permanecen.

 

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Notas:

  1. Briole, G., “El trauma: momento de crisis por excelencia”, conferencia dictada en la Sede de la Comunidad de Cataluña de la ELP el 24 de abril de 2015, publicada en El Psicoanálisis n° 27, Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, noviembre 2015
  2. Laurent, E, “El revés del trauma”, conferencia dictada el 27 de abril de 2002 en la Maison française de Nueva York.