Dos citas sobre las marcas del trauma en “Causa y consentimiento”, de J.-A. Miller

I. Cita elegida por Elvira Tabernero

“O sea, que la operación del sentido es intrínsecamente desigual al goce.

¿Por qué no dar a ese trauma su nombre, la Cosa, y ver que sin duda a minúscula es aquí el residuo del trauma, el residuo de la causalidad traumática primaria? Ahora bien, en este aspecto, como residuo, es lo que nos queda de la Cosa cuando ésta ha pasado por la operación que le da sentido. Esta a minúscula es lo que permanece rebelde a la operación de significantización, lo que queda de ese trauma que, para el propio Freud y de la manera más explícita, siempre es un trauma sexual. Tal como lo dice en sus cartas a Fliess, se relaciona con “un espanto sexual/presexual” –que Lacan traduce como goce.

En este aspecto, cualquiera que sea la significantización de ese goce traumático primario, la cantidad de goce que no ha sido cambiada por el sentido permanece imborrable. Lo que me parece impactante es, a fin de cuentas, lo que por tal razón Lacan nos ha aportado bajo la forma del a minúscula como plus-de-gozar. Desde el comienzo, de alguna manera ese goce en exceso está en Freud. Y el Lacan del informe de Roma lo desconoce. En definitiva, ¿qué es lo que Freud pone en funciones como trauma, aun en la época en que para él está en juego un incidente sexual? El no lo llama plus-de-gozar, pero no está muy lejos de ello. Lo llama “excedente de sexualidad”, Sexuellüberschuß. Cuando en su etiología está en busca de la causa sexual de las neurosis, centra esa causalidad en lo que ha sido traducido como el excedente de goce. En la carta 46 encuentran el excedente de goce, Sexuellüberschuß, y allí podemos reconocer el plus-de-gozar de Lacan como su mejor traducción.”

Miller, J.-A., Causa y consentimiento,
clase del 16 de diciembre de 1987, Buenos Aires, Paidós, 2019, pág.109.

 

II. Comentario y cita elegida por Rocío Cid

“[…] hay una suerte de ley del trauma que podemos formular a partir del hecho de que no podemos inscribir la relación sexual en la ley. Por no poder inscribirla en esa ley de regularidad, soñamos con inscribirla en la Ley (con mayúscula) que prohíbe. En lugar de la relación sexual que no hay y de su fórmula, inscribimos una Ley sexual, la inventamos. Fue el camino de Freud: recurrió a la Ley sexual por no formular de manera lógica la imposibilidad de la relación sexual.

[…] Lo que Freud regularmente descubría como un incidente, como un accidente en las relaciones del sujeto con la sexualidad, como una violación, como una seducción, como un demasiado o como un insuficiente, en nuestro planteo es estructural: la relación sexual, la relación del sujeto con el Otro sexual, es informulable en calidad de tal. Por lo tanto, disponemos de una ley, por así decirlo, la ley del trauma. Sin duda, no sabemos dónde está ni podemos prever dónde aparecerá en la historia de un sujeto, pero de todos modos sabemos que lo hay”.

Miller, J.- A., Causa y consentimiento,
clase del 9 de marzo de 1988, Buenos Aires, Paidós, 2019, págs. 255-256.

 

En esta clase, Miller plantea que para un sujeto siempre hay trauma en el nivel de la sexualidad. La confrontación con el “no hay relación sexual” da lugar a la invención de una ley del trauma. Planteando la cuestión en estos términos, Lacan abre un camino de investigación dando nuevamente un paso de la impotencia a la imposibilidad.

 

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