Duelo

Al principio buscaban un tumor que se acompañó de angustia y desesperación. Por fin descubrieron que se trataba de una parálisis bulbar y se convirtió en un encuentro con lo real que me ha privado de la palabra y de la capacidad de intercambio con los colegas. La sensación de duelo me embarga y me gustaría despertar de esta pesadilla y que desapareciera esta pérdida.

Pero el examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existirá más y mientras persiste el duelo de esta pérdida absorbe todas las energías del yo. Debe de emanar de él la exhortación de quitar toda libido de sus enlaces. No es fácil ya que existe una resistencia universal en el ser humano para abandonar de buen grado una posición libidinal y sobre todo si la pérdida anula una función básica. Cada uno de los recuerdos y cada una de las expectativas en que la libido se anudaba al objeto perdido deben ser clausuradas y sobreinvestidos para que una vez cumplido el trabajo del duelo el yo se vuelva otra vez libre y desinhibido y que deje de estar secuestrada toda su energía por la pérdida. Ante el real de la ausencia definitiva de ese objeto, el yo no debe compartir ese destino y se debe dejar llevar por el cúmulo de satisfacciones narcisistas que da el estar con vida y este es un buen motivo para desatar la ligazón con el objeto aniquilado.

En esto estoy, muchas gracias.

 

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