El analista trauma

1. Para hablar del analista trauma debemos hacer primero una breve referencia al trauma. El traumatismo tiene relación con el A barrado, que indica que no hay relación sexual. Lo primario es el Hay del Uno que orientará la ultima enseñanza de Lacan ya que pone el goce en primer plano. Esto implica la existencia de un agujero que impide el tratamieno directo de lo real1. El poder traumático de la palabra es que hace agujero produciendo lo inasimilable, lo que no tiene representación. Entonces, cómo tratar eso…

Frente al agujero de lo real2, troumetisme, se inventa un “truco” para llenarlo. La invención deviene necesaria y cada uno inventa lo que puede y esto queda anudado. El «truco» de cada uno tiene carácter de defensa y se actualiza bajo transferencia.

2. Freud en la Conferencia sobre la transferencia3 señalaba que cuando esta cobraba vuelo el trabajo con los recuerdos del paciente quedaba en segundo plano y aparecía una neurosis recién creada: “A esta versión nueva de la afección antigua se la ha seguido desde el comienzo, se la ha visto nacer y crecer, y uno se encuentra en su interior en posición particularmente ventajosa, porque es uno mismo el que, en calidad de objeto, está situado en su centro. Todos los síntomas del enfermo han abandonado su significado originario y se han incorporado a un sentido nuevo, que consiste en un vinculo con la transferencia”.

Freud se coloca en posición de objeto en la transferencia, el vínculo transferencial toma el síntoma de toda la vida pero lo actualiza en la repetición donde el objeto deviene el analista. Esa es la neurosis artificial dado que se le ofrece calculadamente un objeto nuevo al síntoma para lograr su resolución. Allí radicaría el éxito terapéutico. Freud realizó distintas modificaciones sobre el tema relativizando el éxito del tratamiento. Cabe recordar que para Freud “La transferencia misma es sólo una pieza de repetición, y la repetición es la transferencia del pasado olvidado”.

3. Lacan retoma estas cuestiones pero propone cambios.

Creo que el tema del analista trauma no es una nueva definición del analista sino la ubicación de su posición consecuente con la definición que da Lacan del psicoanálisis y es la referencia central para llevar un análisis hasta el final.

Veamos lo que dice Lacan:

“El psicoanálisis, ¿qué es? Es la localización de lo oscurecido que se comprende, de lo que se oscurece en la comprensión, debido a un significante que marcó un punto del cuerpo”4.

Eso oscurecido es lo inasimilable del trauma y el psicoanálisis reproduce la producción de la neurosis que se gestó sintomáticamente alrededor de eso oscurecido. El síntoma como respuesta incluye así lo oscurecido, lo opaco, lo inasimilable porque no entró en la cadena asociativa, en el sentido freudiano es algo que no ha perdido su carga. Eso de lo que hará semblante el analista si quiere llevar una cura hasta el final. Este analista que, en cierta medida, anuda lo que se dice y lo oscurecido sosteniendo la falta de relación entre ambos.

El psicoanálisis es lo que reproduce una producción de la neurosis, pero de una manea diferente a lo planteado por Freud. Tomaré la cita central de Lacan sobre este punto que todos ustedes conocen:

«Un psicoanálisis reproduce una producción de la neurosis. Esa neurosis, que no sin razón atribuimos a la acción de los padres, solo es alcanzable en la medida en que la acción de los padres se articula justamente por la posición del psicoanalista. En la medida en que converja en un significante que emerja de ella, la neurosis se ordenará según el discurso cuyos efectos produjeron al sujeto. Todo padre [parent] traumático está en suma en la misma posición que el psicoanalista. La diferencia es que el psicoanalista, por su posición, reproduce la neurosis, mientras que el padre [parent] traumato la produce inocentemente»5.

Los padres modelan al sujeto inocentemente, ¿qué quiere decir esto?, que lo hacen sin saber. Por eso Lacan llama inocente al analizante que comienza, ese que no sabe lo que ya está escrito en el ticket de entrada al análisis6.

¿De qué manera lo hacen, por lo que se transmite en la enunciación?: “Por la manera que le ha sido instilado un modo de hablar que lleva la marca de como estos lo aceptaron”7,como ofrecieron al sujeto el saber, el goce y el objeto a.

La enunciación es la vía por la que se ha instilado, infundido, introducido «insensiblemente» la modelación. En su acepción lleva dos aspectos una temporalidad, poco a poco, a lo largo del tiempo, y sin darse cuenta, de manera inconsciente.

¿Hay elección de parte del sujeto o respuesta? Lacan señala que no hay elección de neurosis porque la elección queda del lado del Otro, de lo que se le presentó al sujeto8.

El sujeto es respuesta de goce a esa elección inconsciente ya que frente a la misma se construyen las invenciones.

Lacan precisa que la neurosis solo es alcanzable en la medida en que la acción de los padres se articula con la posición del analista. Del lado de la posición del analista se trata de lo que ha logrado en su análisisla como producción de un vacío que le permite albergar lo propio del analizante. Sin duda que se juega la definición de final de análisis que tiene y cómo se sostiene en su posición.

La operación del discurso analítico sería construir un modelo de la neurosis a partir de la emergencia de un significante, lo que permitirá ordenarla según los efectos del discurso que produjo al sujeto. Esto genera pérdida de goce y acaba con la repetición que Lacan llama vana, ya que si hay una repetición acabada disuelve el goce. Acabar con la repetición es hacerla entrar en una lógica, por eso Lacan habla de ordenarla como efecto de discurso. Es decir, la introducción del modelo es lo que acaba con la repetición vana.

Miller da una indicación precisa teniendo en cuenta la estructura del dispositivo:

“Normalmente, el análisis mismo conduce a la puesta en juego de los síntomas y a su formalización; es más bien él mismo creador de síntomas. A veces se transforma el procedimiento analítico mismo en síntoma, que es lo que se llama neurosis de transferencia. Es decir, normalmente no hay que alimentarlo de manera exterior, porque el procedimiento analítico lo favorece”9.

La neurosis de transferencia responde a razones estructurales, por ello no hay que alimentarla. El analista trauma se aleja de este punto tratando de remitir el “lleno” de la neurosis de transferencia al agujero. Es el analista que reduce el sentido del síntoma a una contingencia sin sentido.

“El analista ocupa el lugar de la pérdida esencial del objeto. Si puede ayudar a un sujeto a reencontrar la palabra después de un trauma, es que llega a ser él mismo el lugar del trauma. Es en este sentido que Lacan pudo decir que “el analista es traumático”. Es como el lenguaje mismo lo es. Puede ocupar este lugar de lo insensato porque su formación lo llevó a reducir el sentido del síntoma a su núcleo más próximo a una contingencia fuera de sentido. Digamos que él no cree más en el sentido”10.

Por eso El analista encarna la parte no simbolizable del goce11, es decir, lo que va más allá de la representación12. Sin duda no es fácil, como señala Miller “… en El Seminario 23 (Lacan) formula que el analista es un sinthome. Como está sostenido por el sinsentido, se lo exime de sus motivaciones, no se explicará. Más bien representará el acontecimiento corporal, el semblante del traumatismo. Y tendrá que sacrificar mucho para merecer ser -o no ser- tomado por un trozo de real”13.

 

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Notas:

  1. Laurent, E., “El revés del trauma”. En Virtualia 6, Bs. As., junio/julio 2002.
  2. Lacan, J., Seminario 21: Les non-dupes errent. Clase del 19-2-71.
  3. Freud, S., “Conferencias de introducción al psicoanálisis. 27ª Conferencia: La Transferencia”. Obras Completas, Amorrortu, Bs. As., T.XVI.
  4. Lacan, J., El Seminario: Libro 19. Paidós, Bs. As., 2012, p. 149.
  5. Ibídem, p. 149-150.
  6. Miller, J.-A., Donc. La lógica de la cura. Paidós, Bs. As., 2011. p. 18.
  7. Lacan, J. “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”. Intervenciones y Textos, Ed. Manantial, Bs. As., 1988, p. 124.
  8. Lacan, J., Seminario XVI: De Otro al otro. Paidós, Bs. As., 2006, p. 302.
  9. Miller, J.-A., “Estructura, desarrollo, historia”. Seminarios en Caracas y Bogotá, Paidós, Bs. As., p. 341.
  10. Laurent, E., El reverso del trauma. Op. cit.
  11. Miller, J.-A., Los usos del lapso. Paidós, Bs. As., p. 22.
  12. Laurent, E., «El orden simbólico en el siglo XXI». Papers 1, 22-7-10.
  13. Ibidem.,p. 107.