Trauma-Sueño-Arte

El arte tiene tanta vida como conocemos de la existencia del ser humano. Aparece como expresión y representación de la presencia de la humanidad, en todos los lugares y desde el nacimiento de su historia. Esto puede darnos una idea de la proximidad entre el arte y lo humano, entre el arte y el lenguaje, el cual introduce el trauma, que es el encuentro imposible entre la lengua y lo real, y afecta a todos y cada uno de los hablantes.

Todo hablante está afectado traumáticamente y eso «significa que la desarmonía no puede ser remediada, que no puede ser reparada, que no puede ser curada»1. Lo único que se puede hacer con ese afecto es convertirlo en una obra, y si el sujeto es un artista, transmitirá algo de ese real y hará diana sobre algún otro, al que evoque las marcas con que fue afectado. La obra puede ser un sinthome para los sujetos que se han analizado y puede ser una obra de arte o una obra artesanal. El trauma es para todos, artistas sabemos que no hay tantos.

Otra creación son los sueños, que son un hacer con los trozos de real que afectaron nuestro cuerpo. Hay sueños traumáticos, hechos de la pieza suelta del mal encuentro con lo real. Lacan aborda esos sueños en el Seminario 11, e indica que «la repetición conmemora el encuentro siempre fallido con lo real»2. Los sueños que se repiten tienen su parte ligada al inconsciente real que se revela como «el esp de un laps» 3, el límite de la interpretación, el ombligo del sueño, punto no reconocido e indecible. Lo que se repite es lo imposible de lo real. Allí donde fracasa el sueño en decir puede estar el poema, la música, la novela…algunos supervivientes de campos de concentración han podido escribir novelas, poemas y canciones como Lakovos Kambanellis, en el borde de esos sueños.

En todos los sueños, resuena el agujero del no hay relación sexual. En «El despertar de la primavera» Lacan dice que los muchachos no pensarían en hacer el amor con las muchachas sin el despertar de sus sueños. En muchas obras de arte aparece el sueño explícitamente, en los Caprichos de Goya se puede leer, en el primer dibujo preparatorio llamado «El sueño de la razón produce monstruos» una inscripción: sueño 1º y a pie de imagen: «el autor soñando.» Todos los Caprichos de Goya son sueños, de una belleza siniestra.

Y el resto de su obra y la de otros pintores ¿ha sido antes soñada? La poesía según Lacan produce al mismo tiempo un efecto de sentido y un efecto de agujero. En ella resuena el vacío, podemos preguntarnos si el poema ha sido el despertar. ¿Es la obra de arte el despertar de un sueño? Y nuestros sueños, esos de los no artistas, ¿no son pequeñas películas, pequeñas novelas, frases que querrían ser un poema?

 

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Notas:

  1. Miller, J-A., Piezas sueltas. Paidós. Pág. 47.
  2. Lacan, J. Seminario, Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós. Pág. 62.
  3. Lacan, “J. Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”, en Otros escritos. Paidós. Pág. 599.